lunes, 2 de febrero de 2015

The best of Chopin

Extraños que comparten genoma. Familia.

Oh sí, la familia, que maravilloso grupo de desconocidos que se aman sin siquiera conocerse.
¿O no se aman?

Lo que sí sé con seguridad es que estas personas, para mí, son lo más grande y bonito que tengo.
Pero también he tenido que aceptar, que después de tantos años, el que mucho se ausenta pronto deja de hacer falta. Y es que no se trata de amor desvanescente, sino de conocimiento. Y como tristemente he llegado a la conclusión, si esto sucede con mi familia, bueno pues, entonces mis amigos ahora han quedado sólo con el vago recuerdo de una amiga querida de hace muchos años, la cual tienen la sorpresa de observar unas pocas veces al año por tan sólo unos instantes.
Suena trágico, y hasta cierto punto lo es.
A mí lo que me queda para trabajar, no es revertir los efectos del tiempo. No. Sino reconstruir una nueva amistad antaña. Una familia renovada. Un futuro con personajes del pasado.

Sí, eso me queda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario