domingo, 29 de mayo de 2011

Abrázame...

Lo que quieras que sea puedo ser, o desaparecer,
dejar de pensar si la sangre correrá igual después de ti...

Le pregunté: -¿porqué no dejas que la vida te sorprenda?
es fascinante cuando dejas que las cosas te sorprendan.. obvio tu ya sabes muchas cosas.. pero haz como que no, es muy chilo.

Después le pregunté: -¿Le tienes miedo al karma? ¿o consideras que tu vida es consecuencia de él?

Con ambas preguntas no supo qué hacer. Pero son cuestiones que me pregunto muchas veces acerca de él. Es que a veces no logro terminar de descifrar su cabeza. El análisis hasta hoy es:
Es un niño super inseguro con un semidisfraz de valemadrista/duro/feliz. Pero cuando tratas con él te das cuenta que no es nada de eso. Una de sus barreras más obvias es oponerse rotundamente a que le consideren un tonto. La falta de inteligencia para él es una debilidad inadmisible y no está dispuesto a que nadie le atribuya esa característica, aunque él mismo sí se la atribuye. Muchos buscamos la reafirmación negativa en lo que los demás nos dicen. "Yo no me lo creo, pero si tú me lo dices tal vez sea un poco más real" Es el engaño más común y el más vil. Porque mientras tú no lo creas, nunca será real. La otra es su búsqueda de la simpatía social, ha adquirido habilidades fantásticas de sociabilidad, puede mantener una conversación amena con cualquier tipo de persona, háblese de raza, religión, edad, étc. Para mí eso es admirable, y estas habilidades las ha adquirido como consecuencia de su inseguridad, debe ser siempre aceptado y bien visto por todos los demás, una mala opinión no es admisible, aunque de dientes para afuera diga que no le importa, si no, su personalidad y forma de pensar no fuera tan dentro de lo aceptado por la población general. Otra cosa que he podido dilucidar de él es ese alter ego que posee, es ese niño que quiere jugar, descubrir el mundo, desenfrenarse sin pensar en consecuencias, vivir sin arrepentimientos, luchar por todos sus ideales. Es una verdadera lástima, porque ese niño yace por lo general en el cuarto de huésped, secundario a su realidad. Es increíble compartir pequeños momentos con ese niño, pero es profundamente horrible cuando es sofocado por su yo realista y sus ojos antes jóvenes y deslumbrantes de emociones sinceras, se opacan y se rinden ante unos ojos duros y jueces. El que mejor me cae es el alter ego, no tiene intrucciones duramente preestablecidas de comportamiento, de vestimenta y de gustos, el alter es libre, como me gusta ser a mí.
Lo que no logro dilucidar del todo son algunas carácterísticas que no sé si son adquiridas o congénitas, tristemente ya llevo mucho tiempo inclinándome hacia lo adquirido, la imagen materna que tiene está demasiado tatuada en su espíritu, y me intriga mucho la idea de qué clase de muchacho sería sin semejante tatuaje medieval.

Talvez después continúe mi análisis. VV

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